Indaparapeo, lugar del comienzo de la transformación del cura de Carácuaro y Nocupétaro en 1811, también sería el principio del declive militar tres años después. Desde ahí partió la tropa realista que lo quebrantaría. La nochebuena de 1813 trajo malos signos: los veinte mil soldados de Morelos fueron derrotados por el refuerzo que llegó a Valladolid, cuando el cura y general insurgente se preparaba para tomar su ciudad natal. Inesperadamente, el descuido, la confianza excesiva, la extrema oscuridad de la noche y la audacia de su enemigo y paisano, el oficial realista Agustín de Iturbide, los sorprendieron con un golpe maestro: medio centenar de jinetes y otros tantos soldados montados en ancas subieron en silencio por las lomas de Santa María y se metieron a la mitad del cuartel insurgente. Abrieron fuego y rápidamente se retiraron. Los rebeldes, asombrados y sin ver a los atacantes, comenzaron a dispararse entre sí.

Además de haber sido derrotados y puestos en fuga antes de comenzar la batalla, los hombres de Morelos resintieron en un aspecto que ya no recuperarían: su moral decayó. A ello se sumaría la derrota de Mariano Matamoros unas semanas después en Puruarán, también por Agustín de Iturbide; el cura de Jantetelco sería fusilado en febrero de 1814 en Valladolid.

A la muerte de Matamoros y de Galeana, Morelos dijo: “Se acabaron mis brazos… ¡Ya no soy nada!”.

Tema 1. Los primeros años

Tema 2. La geografía de la guerra: 1810-1815

Tema 3. Protagonistas de la insurgencia

Tema 4. El espacio de la democracia católica: geografía política de una utopía

Tema 5. La jornada de un jefe insurgente

Tema 6. Captura, juicio y muerte